Los modelos geopolíticos de injerencia y su impacto en América Latina
Rebelión Por Jorge Elbaum 31 de agosto de 2020
Fuentes: El Cohete a la Luna - Ilustración Sebastián Angresano
El deterioro de la política doméstica de los Estados Unidos tiene correlato en la degradación de su política exterior. La tradición injerencista de Washington busca impedir su paulatina declinación como referencia de la política mundial y apela a innovadoras conceptualizaciones y prácticas para evitar un mayor deterioro.
En un intento por sortear las repetidas derrotas estratégicas sufridas desde la Guerra de Corea hasta la actualidad, el exparacaidista y contratista militar (eufemismo de mercenario), actualmente devenido en académico, Sean McFate, publicó un libro en 2019 que se constituyó en el texto de cabecera de las usinas de información del Departamento de Seguridad Nacional y del Departamento de Estado. El almirante James Stavridis, que fuera responsable del Comando Sur hasta 2009 y luego Jefe Supremo de la OTAN hasta 2013, catalogó a McFate como el nuevo Sun Tzu, en referencia al general chino del siglo V, autor de El arte de la guerra.
El libro de McFate se titula Las nuevas reglas de la guerra: la victoria en épocas de desorden, y se ha constituido en el texto de consulta obligada para los funcionarios que ejecutan las políticas de intervención en los países que Estados Unidos considera bajo su ámbito de influencia. Desde el prólogo, se anuncia que es una respuesta a los peligros detectados por los oficiales que han participado de las últimas aventuras trágicas del modelo imperial: el ascenso de China, el resurgimiento de Rusia, la creciente escasez de los recursos naturales y las conflictividades intraestatales. Las sugerencias planteadas por McFate exhiben con total procacidad las iniciativas de manipulación, vigilancia, simulación y engaño sistémico utilizadas por Washington para intentar conservar su poder devaluado. El desembozado injerencismo planteado en Las Nuevas Reglas reivindica la militarización de la política a partir de la utilización de los medios de comunicación, la gestión del desorden y la generación de conflictos internos.
La hipótesis central del autor es que Estados Unidos ha sido derrotado en todas las confrontaciones militares desde la Segunda Guerra Mundial (Corea, Vietnam, Cuba, Afganistán, Irak y Siria) porque no ha comprendido el cambio de los desafíos bélicos. Según McFate, el centro de las nuevas guerras está en la política y no en el territorio de la acumulación de armas. Las batallas del presente y del futuro se llevan a cabo en un nuevo escenario: la construcción de imaginarios y de sentido común; la búsqueda por imponer formas de realidad; y –sobre todo– el manejo de la información, los datos y la segmentación de que deriva e esos agregados. “La victoria moderna no se obtiene en un campo de batalla sino en la conciencia de una sociedad”.
El enfoque supone que la victoria en el campo de batalla es obsoleta. El autor afirma críticamente que Estados Unidos invierte billones de dólares en aviones de combate y robots asesinos y que, sin embargo, no logra imponerse: “Necesitamos el dominio de (…) la subversión estratégica para evitar que los problemas se conviertan en crisis y las crisis en conflictos”. Para eso se requieren más académicos, más Hollywood, más ONGs, más servicios de inteligencia y menos portaviones. El conflicto actual se desenvuelve en las sombras, en los ejércitos privados (las empresas contratistas de mercenarios), el anonimato, las operaciones de confusión y propaganda. Las fuerzas militares convencionales –profetiza McFate– deben ser reemplazadas por grupos enmascarados ajenos a las regulaciones convencionales de la guerra. Entre sus propuestas, llega a considerar la creación de cuerpos similares a la Legión Extranjera, con agentes reclutados de diferentes países, capaces de defender los intereses estratégicos de las corporaciones dentro de territorios (catalogados) sin Estado.
Sus actores prioritarios estarán en guerra permanente porque las escenas bélicas no comenzarán ni terminarán. Serán una continuidad acorde con el desorden global, los ejércitos privados, la entropía, el terrorismo, las operaciones de inteligencia y la búsqueda permanente por ganar la legitimidad; es decir, la aquiescencia de una población. Lo que McFate propone –y las delegaciones diplomáticas de Washington están ejercitando– es la exaltación de una guerra total en la que se asume la imposibilidad de respetar las regulaciones de los conflictos armados (la Convención de Ginebra, por ejemplo), porque ese tipo de enfrentamiento ya no existe y porque supone un handicap para los antagonistas. La tortura, el asesinato de civiles, la utilización de minas personales, el secuestro extrajudicial, el acatamiento de la soberanía de los aliados, el exterminio de prisioneros de guerra, etc., son cláusulas que ya no pueden ser respetadas porque su acatamiento supone una ventaja sobre los formatos actuales del conflicto.
Entre las sombras
En un intento por sortear las repetidas derrotas estratégicas sufridas desde la Guerra de Corea hasta la actualidad, el exparacaidista y contratista militar (eufemismo de mercenario), actualmente devenido en académico, Sean McFate, publicó un libro en 2019 que se constituyó en el texto de cabecera de las usinas de información del Departamento de Seguridad Nacional y del Departamento de Estado. El almirante James Stavridis, que fuera responsable del Comando Sur hasta 2009 y luego Jefe Supremo de la OTAN hasta 2013, catalogó a McFate como el nuevo Sun Tzu, en referencia al general chino del siglo V, autor de El arte de la guerra.
El libro de McFate se titula Las nuevas reglas de la guerra: la victoria en épocas de desorden, y se ha constituido en el texto de consulta obligada para los funcionarios que ejecutan las políticas de intervención en los países que Estados Unidos considera bajo su ámbito de influencia. Desde el prólogo, se anuncia que es una respuesta a los peligros detectados por los oficiales que han participado de las últimas aventuras trágicas del modelo imperial: el ascenso de China, el resurgimiento de Rusia, la creciente escasez de los recursos naturales y las conflictividades intraestatales. Las sugerencias planteadas por McFate exhiben con total procacidad las iniciativas de manipulación, vigilancia, simulación y engaño sistémico utilizadas por Washington para intentar conservar su poder devaluado. El desembozado injerencismo planteado en Las Nuevas Reglas reivindica la militarización de la política a partir de la utilización de los medios de comunicación, la gestión del desorden y la generación de conflictos internos.
La hipótesis central del autor es que Estados Unidos ha sido derrotado en todas las confrontaciones militares desde la Segunda Guerra Mundial (Corea, Vietnam, Cuba, Afganistán, Irak y Siria) porque no ha comprendido el cambio de los desafíos bélicos. Según McFate, el centro de las nuevas guerras está en la política y no en el territorio de la acumulación de armas. Las batallas del presente y del futuro se llevan a cabo en un nuevo escenario: la construcción de imaginarios y de sentido común; la búsqueda por imponer formas de realidad; y –sobre todo– el manejo de la información, los datos y la segmentación de que deriva e esos agregados. “La victoria moderna no se obtiene en un campo de batalla sino en la conciencia de una sociedad”.
El enfoque supone que la victoria en el campo de batalla es obsoleta. El autor afirma críticamente que Estados Unidos invierte billones de dólares en aviones de combate y robots asesinos y que, sin embargo, no logra imponerse: “Necesitamos el dominio de (…) la subversión estratégica para evitar que los problemas se conviertan en crisis y las crisis en conflictos”. Para eso se requieren más académicos, más Hollywood, más ONGs, más servicios de inteligencia y menos portaviones. El conflicto actual se desenvuelve en las sombras, en los ejércitos privados (las empresas contratistas de mercenarios), el anonimato, las operaciones de confusión y propaganda. Las fuerzas militares convencionales –profetiza McFate– deben ser reemplazadas por grupos enmascarados ajenos a las regulaciones convencionales de la guerra. Entre sus propuestas, llega a considerar la creación de cuerpos similares a la Legión Extranjera, con agentes reclutados de diferentes países, capaces de defender los intereses estratégicos de las corporaciones dentro de territorios (catalogados) sin Estado.
Sus actores prioritarios estarán en guerra permanente porque las escenas bélicas no comenzarán ni terminarán. Serán una continuidad acorde con el desorden global, los ejércitos privados, la entropía, el terrorismo, las operaciones de inteligencia y la búsqueda permanente por ganar la legitimidad; es decir, la aquiescencia de una población. Lo que McFate propone –y las delegaciones diplomáticas de Washington están ejercitando– es la exaltación de una guerra total en la que se asume la imposibilidad de respetar las regulaciones de los conflictos armados (la Convención de Ginebra, por ejemplo), porque ese tipo de enfrentamiento ya no existe y porque supone un handicap para los antagonistas. La tortura, el asesinato de civiles, la utilización de minas personales, el secuestro extrajudicial, el acatamiento de la soberanía de los aliados, el exterminio de prisioneros de guerra, etc., son cláusulas que ya no pueden ser respetadas porque su acatamiento supone una ventaja sobre los formatos actuales del conflicto.
Entre las sombras
Las nuevas reglas de la guerra.
La nueva biblia bélica pretende ser una caracterización pero termina imponiéndose como un decálogo de ejecución. Los corolarios de su doctrina se observan con claridad en los capítulos tercero y cuarto del Documento de Seguridad Estratégica de diciembre 2017, difundido por Donald Trump, donde se ensayan reconversiones de las fuerzas militares en grupos de operaciones dedicados a tareas especiales, cuyo centro son los contenidos culturales, los memes, la ridiculización de dirigentes políticos enemigos, las operaciones judiciales, el control de los aparatos comunicacionales y el engaño planificado. La política ya no se piensa como una forma diferente de la guerra, sino que es una de sus facetas. “Si los gobiernos pueden hacer que la comunicación estratégica sea rentable –subraya McFate–, el sector privado puede ser creativo para satirizar a Putin montando osos. En esa misma lógica cuestiona que China haya comprado algunos estudios de Hollywood, hecho que hace imposible “presentar al gigante asiático como un villano en las películas”, enfoque que ayudaría más que las armas para enfrentarlos.
Para poder insertarse en el nuevo mundo de la guerra, habrá que derivar parte de inmensos recursos bélicos a la administración de mentiras comunicacionales (fake-news) ajenas a cualquier regulación soberana. Esto supone el retorno a un mundo pre-westfaliano (casi hobbesiano, de guerra de todos contra todos) donde conviven ejércitos privados, guerras sin Estados y organizaciones terroristas de triple bandera, dirigidos por fondos de cobertura financieros. Lejos de rechazar la anarquía y la anomia, McFate –autor también del libro El mercenario moderno– las conceptualiza como un territorio fértil para los nuevos formatos bélicos. Se trata de una conflictividad atemporal, de pugnas duraderas sin bandos totalmente triunfantes. Una administración permanente de la crisis global para sostener el status quo del liderazgo global de Washington. Un reciente ejemplo de este paradigma fue transparentizado por el sincericidio del empresario Elon Musk, quien afirmó por redes sociales: “Derrocaremos a quien haga falta” para poder acceder al recurso natural que se requiere para la producción de sus autos eléctricos (el litio).
Algunos de los apotegmas apuntados en Las Nuevas Reglas indican que “las mejores armas no disparan balas”, sino que son campañas efectivas de propaganda, lobby y relaciones públicas, basadas en la compra de voluntades y en el poder blando que supone la utilización de cócteles diplomáticos, la concesión de ventajas aspiraciones y la invitación a Congresos de Seguridad y lucha antiterrorista: una Green Card –sugiere McFate– puede comprar a muchos políticos, jueces o periodistas. Las batallas sangrientas, afirma, serán cada vez menos eficaces. La nueva guerra debe transformarse en un espectáculos de héroes y villanos, luego de que se demonice al contrincante y se lo caracterice ante el gran público como el enemigo del pueblo, en clara analogía de Henrik Ibsen.
En la misma lógica que el recordado libro de Jean Baudrillard (La guerra del Golfo no ha existido), pero con un tono más cínico, McFate señala que siempre será necesario el camuflaje de las acciones políticamente consideradas incorrectas, con el objetivo de obtener ventajas. No se puede salir derrotado de Vietnam –sugieren Las Nuevas Reglas– porque se autorice la divulgación del uso generalizado del napalm. Su pensamiento, inserto en una lógica imperial (que pretende la supresión de soberanías de terceros países), priva a McFate de identificar las verdaderas causas estructurales de la conflictividad mundial: la desigualdad, el hambre, el control corporativo de los recursos naturales, la degradación ambiental, la violencia patriarcal sistémica, el neocolonialismo y/o la beligerancia funcional a la comercialización de armas.
En el anexo, el autor brinda 36 recomendaciones para los nuevos comandantes político-militares, responsables de garantizar a futuro la continuidad de la hegemonía de Washington. Las estratagemas devienen de exégesis arbitrarias y forzadas de las indicaciones realizadas por Sun Tzu hace 15 siglos.
Para poder insertarse en el nuevo mundo de la guerra, habrá que derivar parte de inmensos recursos bélicos a la administración de mentiras comunicacionales (fake-news) ajenas a cualquier regulación soberana. Esto supone el retorno a un mundo pre-westfaliano (casi hobbesiano, de guerra de todos contra todos) donde conviven ejércitos privados, guerras sin Estados y organizaciones terroristas de triple bandera, dirigidos por fondos de cobertura financieros. Lejos de rechazar la anarquía y la anomia, McFate –autor también del libro El mercenario moderno– las conceptualiza como un territorio fértil para los nuevos formatos bélicos. Se trata de una conflictividad atemporal, de pugnas duraderas sin bandos totalmente triunfantes. Una administración permanente de la crisis global para sostener el status quo del liderazgo global de Washington. Un reciente ejemplo de este paradigma fue transparentizado por el sincericidio del empresario Elon Musk, quien afirmó por redes sociales: “Derrocaremos a quien haga falta” para poder acceder al recurso natural que se requiere para la producción de sus autos eléctricos (el litio).
Algunos de los apotegmas apuntados en Las Nuevas Reglas indican que “las mejores armas no disparan balas”, sino que son campañas efectivas de propaganda, lobby y relaciones públicas, basadas en la compra de voluntades y en el poder blando que supone la utilización de cócteles diplomáticos, la concesión de ventajas aspiraciones y la invitación a Congresos de Seguridad y lucha antiterrorista: una Green Card –sugiere McFate– puede comprar a muchos políticos, jueces o periodistas. Las batallas sangrientas, afirma, serán cada vez menos eficaces. La nueva guerra debe transformarse en un espectáculos de héroes y villanos, luego de que se demonice al contrincante y se lo caracterice ante el gran público como el enemigo del pueblo, en clara analogía de Henrik Ibsen.
En la misma lógica que el recordado libro de Jean Baudrillard (La guerra del Golfo no ha existido), pero con un tono más cínico, McFate señala que siempre será necesario el camuflaje de las acciones políticamente consideradas incorrectas, con el objetivo de obtener ventajas. No se puede salir derrotado de Vietnam –sugieren Las Nuevas Reglas– porque se autorice la divulgación del uso generalizado del napalm. Su pensamiento, inserto en una lógica imperial (que pretende la supresión de soberanías de terceros países), priva a McFate de identificar las verdaderas causas estructurales de la conflictividad mundial: la desigualdad, el hambre, el control corporativo de los recursos naturales, la degradación ambiental, la violencia patriarcal sistémica, el neocolonialismo y/o la beligerancia funcional a la comercialización de armas.
En el anexo, el autor brinda 36 recomendaciones para los nuevos comandantes político-militares, responsables de garantizar a futuro la continuidad de la hegemonía de Washington. Las estratagemas devienen de exégesis arbitrarias y forzadas de las indicaciones realizadas por Sun Tzu hace 15 siglos.
- Se deben esconder las verdaderas intenciones. En el caso de Argentina, el discurso de los valores, la república y la corrupción son claros ejemplos de cómo se enmascara la cruda intención de impedir la integración regional, la soberanía estatal, el empoderamiento de los sectores populares y la democratización de la renta, la propiedad y la riqueza.
- Hay que detectar aliados antes de considerar los ataques. Las delegaciones diplomáticas de Washington funcionan habitualmente como un centro de reclutamiento de elites locales dispuestas a impedir el fortalecimiento de las representaciones nacionales y populares. “Dispone alianzas con los enemigos de tus enemigos”.
- Es necesario falsificar, tergiversar, confundir y complejizar el discurso y el debate social. Se buscará, sobre todo, que sea imposible comprender con claridad los beneficiarios y víctimas de cada una de las medidas políticas. El autor lo dice más claramente: “Es necesario inventar realidades creíbles”. Para ejemplificar esta máxima, afirma: “Cuando Rusia quiere desestabilizar Europa, no amenaza con una acción militar, como hizo la URSS. En cambio, bombardea Siria. Esta táctica llevó a decenas de miles de refugiados a Europa y exacerbó la crisis migratoria, instigando el Brexit”.
- Hay que irritar al enemigo. Se trata de entablar negociaciones sobre problemas aparentes para impedir que se aborden aspectos estructurales. “Marea a tu enemigo, sorpréndelo, discute cosas intrascendentes (…) Vuelve loco a tu enemigo, ponlo nervioso, ritualízalo”. El autor propone el diseño de subversiones a medida, revolución de colores y operaciones psicológicas de prensa como centro estratégico de la doctrina militar.
1 de septiembre de 2020
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8 de septiembre de 2020
Buques de guerra rusos equipados con misiles Zircon y Calibr enviados repentinamente a una base naval de Cuba
En respuesta al traslado de tropas estadounidenses a las fronteras rusas, Rusia retomará su presencia permanente frente a Estados Unidos, enviando sus buques de guerra y submarinos.
En respuesta al traslado de tropas estadounidenses a las fronteras rusas, Rusia retomará su presencia permanente frente a Estados Unidos, enviando sus buques de guerra y submarinos.
*El Estado Sionista de Israel presente en el régimen en Honduras*
Por Gilberto Ríos Munguía (•)
El pasado jueves 20 de agosto el régimen de Honduras anunció la apertura de una oficina comercial de Israel en el Centro Cívico Gubernamental, edificio construido recientemente para albergar a varias oficinas de gobierno y ministerios. La presencia del Estado Sionista en Honduras se ha aumentado desde el golpe de estado militar de 2009 y ha tenido una colaboración directa en aspectos de seguridad, inteligencia y venta de armamentos, entre otros.
El caso más reciente fue la compra de un navío marítimo armado, un buque con un costo de aproximadamente 60 millones de dólares, que fue entregado a finales del año 2019. Acto que fue denunciado ampliamente por la opinión pública no solo por lo oneroso de la compra sino también por su inutilidad en los propósitos manifiestos de cuidar la costa hondureña, en la que el narcotráfico proveniente de Colombia transita con toda normalidad.
De manera extra oficial se habla de una estrecha cooperación con la policía israelita (MOSSAD, “Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales”), en las labores de espionaje a la oposición política y social, además de adiestramiento en mecanismos de contrainsurgencia en los que el país de medio oriente se ha especializado violando diaria y sistemáticamente los derechos humanos del pueblo palestino.
También fue señalada su participación en el asedio de la embajada de Brasil en Tegucigalpa, en la que se refugió el Presidente Zelaya en el mes de septiembre de 2009 en pleno golpe de estado, momento en el que la represión de la dictadura de Roberto Micheletti adoptó nuevas y más violentas estrategias de represión de la movilización popular que para muchos evidenciaban el asesoramiento del MOSSAD. Pero esto también tendría un carácter histórico desde el punto de vista regional y más directamente con las operaciones conjuntas con la CIA y otros aparatos secretos al servicio de los intereses norteamericanos y del gran capital trasnacional.[i]
Al mismo tiempo que el Comando Sur de Estados Unidos mantiene una presencia directa y permanente en nuestro territorio, lo hacen también fuerzas colombianas[ii], cuya participación se ha ido incrementando con el sostenimiento del golpe de estado a través de gobiernos surgidos del fraude electoral. En abril 2016 estos acercamientos fueron más públicos “Ministro de Defensa Nacional de Colombia, Luis Carlos Villegas Echeverri, manifestó la contribución en diversos entrenamientos al personal militar de las Fuerzas Armadas de Honduras: “Nuestro papel de cooperación en los meses recientes es el más intenso de Colombia en el exterior, hemos emprendido el entrenamiento y reentrenamiento de más de 5,000 funcionarios públicos de la Fuerzas Armadas de Honduras en distintos campos, antisecuestros, inteligencia, movilidad, control fronterizo entre otros. Continuaremos cooperando porque este es un país que tuvo altísimos niveles de violencia y que ha tenido una reducción, con una tendencia positiva y así se ve en el crecimiento económico y la disposición de la sociedad a seguir cooperando a luchar contra la inseguridad.”.
No cabe duda que el golpe de estado fue una gran oportunidad para todas esas fuerzas oscuras que actúan en la región y que triangulan sus intereses para la utilización del territorio nacional (Honduras es un país con tres fronteras terrestres y nueve fronteras marítimas), y haciendo historia sobre este fenómeno no podemos dejar de recordar acá que el primer presidente que visitó nuestro país luego de que asumiera el gobierno electo de Porfirio Lobo, en elecciones llevadas a cabo en medio de la militarización del país, fue precisamente Álvaro Uribe Vélez[iii], hoy en prisión domiciliaria en Colombia por su responsabilidad en la violación de Derechos Humanos y por haber ordenado o permitido masacres contra población civil en Colombia y directamente contra dirigentes sociales, políticos y guerrilleros /as desmovilizados.
Es iluso pensar que el enemigo que enfrenta la oposición política y social en Honduras por un cambio democrático con elecciones transparentes o por las reivindicaciones históricas de los sectores postergados, respetará la ley y demás normas de convivencia; su alianza con las poderosas bandas criminales del narcotráfico y del crimen organizado, lo mismo que con gobiernos señalados por violaciones sistemáticas a los derechos humanos y desde luego con la corrupta mafia financiera internacional, no dejan margen de duda de lo primero que echarán mano, pero la historia ha demostrado que cuando los pueblos están decididos a luchar y logran construir con sabiduría y paciencia sus instrumentos de lucha, nada puede contra su liberación.
_(•)Dirigente del Partido Libertad y Refundación._
[i] Ver artículo: No es casual la presencia del MOSSAD en Honduras, Percy Francisco Alvarado Godoy, 13 de octubre de 2009, http://www.cedoh.org/Documentacion/Articulos%20Golpe%20de%20Estado/files/Mossad%202.pdf
[ii] Ver nota de prensa de Casa Presidencial de Honduras: Honduras y Colombia fortalecen la seguridad nacional 6 de abril de 2016 – https://sedena.gob.hn/2016/04/06/honduras-y-colombia-fortalecen-la-seguridad-nacional/
[iii] Ver nota de prensa: Uribe, primer presidente que visita Honduras desde la toma de posesión de Lobo, enero de 2010 https://www.rtve.es/noticias/20100130/uribe-primer-presidente-visita-honduras-desde-toma-posesion-lobo/315158.shtml
Por Gilberto Ríos Munguía (•)
El pasado jueves 20 de agosto el régimen de Honduras anunció la apertura de una oficina comercial de Israel en el Centro Cívico Gubernamental, edificio construido recientemente para albergar a varias oficinas de gobierno y ministerios. La presencia del Estado Sionista en Honduras se ha aumentado desde el golpe de estado militar de 2009 y ha tenido una colaboración directa en aspectos de seguridad, inteligencia y venta de armamentos, entre otros.
El caso más reciente fue la compra de un navío marítimo armado, un buque con un costo de aproximadamente 60 millones de dólares, que fue entregado a finales del año 2019. Acto que fue denunciado ampliamente por la opinión pública no solo por lo oneroso de la compra sino también por su inutilidad en los propósitos manifiestos de cuidar la costa hondureña, en la que el narcotráfico proveniente de Colombia transita con toda normalidad.
De manera extra oficial se habla de una estrecha cooperación con la policía israelita (MOSSAD, “Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales”), en las labores de espionaje a la oposición política y social, además de adiestramiento en mecanismos de contrainsurgencia en los que el país de medio oriente se ha especializado violando diaria y sistemáticamente los derechos humanos del pueblo palestino.
También fue señalada su participación en el asedio de la embajada de Brasil en Tegucigalpa, en la que se refugió el Presidente Zelaya en el mes de septiembre de 2009 en pleno golpe de estado, momento en el que la represión de la dictadura de Roberto Micheletti adoptó nuevas y más violentas estrategias de represión de la movilización popular que para muchos evidenciaban el asesoramiento del MOSSAD. Pero esto también tendría un carácter histórico desde el punto de vista regional y más directamente con las operaciones conjuntas con la CIA y otros aparatos secretos al servicio de los intereses norteamericanos y del gran capital trasnacional.[i]
Al mismo tiempo que el Comando Sur de Estados Unidos mantiene una presencia directa y permanente en nuestro territorio, lo hacen también fuerzas colombianas[ii], cuya participación se ha ido incrementando con el sostenimiento del golpe de estado a través de gobiernos surgidos del fraude electoral. En abril 2016 estos acercamientos fueron más públicos “Ministro de Defensa Nacional de Colombia, Luis Carlos Villegas Echeverri, manifestó la contribución en diversos entrenamientos al personal militar de las Fuerzas Armadas de Honduras: “Nuestro papel de cooperación en los meses recientes es el más intenso de Colombia en el exterior, hemos emprendido el entrenamiento y reentrenamiento de más de 5,000 funcionarios públicos de la Fuerzas Armadas de Honduras en distintos campos, antisecuestros, inteligencia, movilidad, control fronterizo entre otros. Continuaremos cooperando porque este es un país que tuvo altísimos niveles de violencia y que ha tenido una reducción, con una tendencia positiva y así se ve en el crecimiento económico y la disposición de la sociedad a seguir cooperando a luchar contra la inseguridad.”.
No cabe duda que el golpe de estado fue una gran oportunidad para todas esas fuerzas oscuras que actúan en la región y que triangulan sus intereses para la utilización del territorio nacional (Honduras es un país con tres fronteras terrestres y nueve fronteras marítimas), y haciendo historia sobre este fenómeno no podemos dejar de recordar acá que el primer presidente que visitó nuestro país luego de que asumiera el gobierno electo de Porfirio Lobo, en elecciones llevadas a cabo en medio de la militarización del país, fue precisamente Álvaro Uribe Vélez[iii], hoy en prisión domiciliaria en Colombia por su responsabilidad en la violación de Derechos Humanos y por haber ordenado o permitido masacres contra población civil en Colombia y directamente contra dirigentes sociales, políticos y guerrilleros /as desmovilizados.
Es iluso pensar que el enemigo que enfrenta la oposición política y social en Honduras por un cambio democrático con elecciones transparentes o por las reivindicaciones históricas de los sectores postergados, respetará la ley y demás normas de convivencia; su alianza con las poderosas bandas criminales del narcotráfico y del crimen organizado, lo mismo que con gobiernos señalados por violaciones sistemáticas a los derechos humanos y desde luego con la corrupta mafia financiera internacional, no dejan margen de duda de lo primero que echarán mano, pero la historia ha demostrado que cuando los pueblos están decididos a luchar y logran construir con sabiduría y paciencia sus instrumentos de lucha, nada puede contra su liberación.
_(•)Dirigente del Partido Libertad y Refundación._
[i] Ver artículo: No es casual la presencia del MOSSAD en Honduras, Percy Francisco Alvarado Godoy, 13 de octubre de 2009, http://www.cedoh.org/Documentacion/Articulos%20Golpe%20de%20Estado/files/Mossad%202.pdf
[ii] Ver nota de prensa de Casa Presidencial de Honduras: Honduras y Colombia fortalecen la seguridad nacional 6 de abril de 2016 – https://sedena.gob.hn/2016/04/06/honduras-y-colombia-fortalecen-la-seguridad-nacional/
[iii] Ver nota de prensa: Uribe, primer presidente que visita Honduras desde la toma de posesión de Lobo, enero de 2010 https://www.rtve.es/noticias/20100130/uribe-primer-presidente-visita-honduras-desde-toma-posesion-lobo/315158.shtml
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12 de octubre de 2020
13 de octubre de 2020
16 de octubre de 2020
"Salvador Cienfuegos, secretario de Defensa de Enrique Peña Nieto (2012-2018) arrestado en Los Ángeles, está acusado en EE.UU. de cinco cargos de narcotráfico, confirmó el ministro de Exteriores de México, Marcelo Ebrard".
Daniel Estulin, Trump es el presidente que conviene a los latinos
Conflicto entre camarillas vaticanistas:Bergoglio trata de reforzar su línea y de asegurar que en el próximo cónclave su facción resulte vencedora
Un detalle: En agosto último, el caído en desgracia, Becciu, sospechado de malversación de fondos, fue conminado por Bergoglio a renunciar a sus derechos de votar en un próximo cónclave. Exigencia bergogliana que Becciu acató...por su corrupción. |
"Unos apoyan a Trump porque temen que su competidor por el Partido Demócrata, Joe Biden, lleve a EE.UU. hacia el socialismo (palabra a la que temen desde tras su experiencia con el llamado "socialismo del siglo XXI" en Venezuela).
Otros se inclinan por Biden porque creen que el mandatario estadounidense ha mostrado los mismos rasgos autoritarios y antidemocráticos que antes vieron en Hugo Chávez y, más aún, en su sucesor, Nicolás Maduro. Sin embargo, Biden no es socialista y, más bien, sus posiciones políticas son consideradas como centristas". |
"La organización de derechos civiles Southern Poverty Law Center (SPLC), que monitorea los grupos de odio, afirma haber obtenido más de 80 horas de conversaciones secretas en la aplicación de mensajería encriptada Wire entre el líder del grupo neonazi The Base y más de 100 potenciales reclutas de Estados Unidos y Canadá con experiencia militar.
De acuerdo con las grabaciones, The Base está en busca de adeptos experimentados para participar en entrenamientos y preparativos para operaciones militares a la espera de lo que creen que va a ser un colapso inminente de la sociedad que quieren aprovechar. A cargo de todo está el estadounidense Rinaldo Nazzaro, líder de The Base, que supuestamente dirige las acciones del grupo desde San Petersburgo, Rusia.
Los audios fueron grabados a partir de noviembre de 2018 y aparecen en el pódcast de tres partes 'Baseless' de SPLC, que obtuvo el material de una fuente confidencial, confirmó su autenticidad con ayuda de expertos y afirma que no parece haber sido editado. NBC News ha escuchado una gran parte de los audios, pero no pudo verificar independientemente las identidades de los interlocutores ni sus declaraciones".
De acuerdo con las grabaciones, The Base está en busca de adeptos experimentados para participar en entrenamientos y preparativos para operaciones militares a la espera de lo que creen que va a ser un colapso inminente de la sociedad que quieren aprovechar. A cargo de todo está el estadounidense Rinaldo Nazzaro, líder de The Base, que supuestamente dirige las acciones del grupo desde San Petersburgo, Rusia.
Los audios fueron grabados a partir de noviembre de 2018 y aparecen en el pódcast de tres partes 'Baseless' de SPLC, que obtuvo el material de una fuente confidencial, confirmó su autenticidad con ayuda de expertos y afirma que no parece haber sido editado. NBC News ha escuchado una gran parte de los audios, pero no pudo verificar independientemente las identidades de los interlocutores ni sus declaraciones".
17 de octubre de 2020
19 de octubre de 2020
18 de noviembre de 2020
¡NADIE LO CREE EN EUA! AMLO HUMILLO COMO NUNCA A PODEROSA AGENCIA DE EU. GRAN NOTICIA MUNDIAL!
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México logra VlCTORIA frente a EEUU usando a la DEA!
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11 de diciembre de 2020
15 de enero de 2021